Para poder organizar equipos de trabajo deberemos poseer una alta capacidad de liderazgo. Esta habilidad será imprescindible a la hora de gestionar y dirigir equipos.
Para empezar, deberemos centrarnos en dos aspectos elementales, la optimización del tiempo y el desempeño de las actividades y procesos que realicemos. Nuestro principal objetivo siempre debe ser el de optimizar al máximo los dos factores mencionados anteriormente. Para lograrlo, tendremos que analizar las capacidades de los quipos humanos con los que contamos y asignarles a cada uno de ellos las actividades que mejor se adapten a las competencias de cada individuo.
En segundo lugar, deberemos procurar reducir al máximo los costes, tarea fundamental en cualquier proyecto de gestión. Algunas veces, la inversión en nuevos sistemas de gestión o herramientas puede suponer un gran desembolso; en estos casos, deberemos calcular el margen de retorno de la inversión para así poder analizar operación será beneficiosa o perjudicial para nosotros.
A continuación, fijaremos unos objetivos realistas y alcanzables, tanto a corto como a largo plazo; así como una estrategia que permita la consecución de estos. La fijación de los objetivos es un proceso clave, ya que estos nos guiarán a la hora de tomar cualquier decisión.
Por último, deberemos fijar los grupos de trabajo en función de las capacidades individuales de cada uno para aumentar su eficacia y rendimiento.