La Unión Europea ha desarrollado un plan para tratar de reducir al máximo las emisiones de gases nocivos al medio ambiente para el año 2050. Esta medida ha sido muy bien recibida entre la sociedad ya que, esta normativa mejorará la sostenibilidad del planeta y se reducirá en gran medida la contaminación. Sin embargo, este nuevo plan ha generado una gran preocupación a los operadores logísticos y a las empresas de transporte de mercancías. La gran mayoría de empresas del sector logístico y del transporte con flotas de vehículos se están preguntado cómo afectarán estas medidas a su actividad y qué va a pasar con sus flotas de vehículos.
Una de las mayores preocupaciones que ha generado este plan para las empresas del sector del transporte es la renovación de las flotas, ya que muchas empresas no ven con claridad invertir en nuevos vehículos.
¿Qué plan tiene la Unión Europea?
El objetivo de la Unión Europea, como ya hemos dicho anteriormente, es reducir a cero las emisiones de CO2 para el año 2050. Aun así, dentro del plan establecido, también hay fijados objetivos a medio plazo. Uno de estos últimos objetivos sería reducir a la mitad las emisiones de CO2 antes del año 2030. Para lograr el cumplimiento de estos objetivos los operadores logísticos han empezado a aplicar medidas para reducir las emisiones en España. Entre estas medidas destacan las siguientes:
En primer lugar, más del 60% de las empresas de sector han optado por invertir en softwares, aplicaciones y/o recursos que les permitan planificar y optimizar los procesos de carga y descarga, y gestionar mejor las rutas de reparto. Al gestionarse mejor las rutas, se reduce el número de viajes necesarios para el reparto de mercancías. Por lo tanto, estas medidas permiten el proceso de descarbonización del medio ambiente.
La segunda gran medida adoptada por las empresas está relacionada con el desarrollo y la involucración en proyectos de colaboración que permitan desplazar parte de la carga transportada por carretera a otros medios más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, como pueden ser los barcos o el ferrocarril.
Por otro lado, solamente un 23% de las empresas de transporte españolas se han planteado renovar sus flotas para incorporar vehículos alternativos que utilicen otras fuentes de combustible. El porcentaje es muy inferior si lo comparamos con el porcentaje de empresas que han adoptado las medidas anteriores. Este dato refleja la indecisión de las empresas del sector a realizar fuertes inversiones en vehículos con combustibles alternativos debido a la incertidumbre sobre cómo evolucionará este tema a corto plazo.
¿A qué se debe esta incertidumbre para renovar las flotas de vehículos?
Aunque la mayoría de las empresas del sector del transporte y la logística entienden y apoyan la necesidad de apostar por la sostenibilidad del planeta y la necesidad de reducir las emisiones, muchas se muestran reticentes a realizar fuertes desembolsos y grandes inversiones en vehículos cero emisiones. Esta falta de convencimiento viene dada por varios motivos, los cuales recogemos a continuación:
Primeramente, las empresas del sector aún no tienen conocimiento sobre cuánto tiempo estarán los vehículos diésel en circulación hasta que los Gobiernos los retiren. Los vehículos diésel son una alternativa mucho más barata y rentable si se comparan con los vehículos cero emisiones. Además, la oferta de vehículos cero emisiones, actualmente, es muy baja y los precios de los vehículos son muy elevados. Otro factor a tener en cuenta es la falta de puntos de recarga de vehículos, lo cual supone un problema puesto que las rutas y los tiempos de entrega se alargarían.
Finalmente, el otro gran argumento por el cual las empresas no invierten en vehículos cero emisiones es la falta de información. Muchos empresarios del sector han puesto el foco en que se desconoce qué alternativas de combustible prevalecerán al final y llegarán a consolidarse. Hoy en día, el combustible renovable que más suena es la electricidad, sin embargo, existen otras alternativas como los vehículos de gas natural o de hidrógeno. Ante esta gran diversidad, los responsables de las empresas desconfían a la hora de realizar una gran inversión en un tipo de vehículo que podría quedar obsoleto al poco de adquirirlo.